jueves, 29 de marzo de 2007

Saldos de la Convención: AMLO 1- PRD 0

Maite Reyes-Retana
Publicado en Milenio Diario el 28 de marzo de 2007

Pese a los peores augurios, AMLO llenó el Zócalo el domingo, y volvió a demostrar su indiscutible liderazgo y arrastre entre gran parte de la población. Aunque sus detractores insistan en decir que, en esta segunda Convención Nacional Democrática no se vio ni la mitad de gente que en la primera, la verdad es que el Zócalo se pintó de amarillo ¿O de blanco?
Según las fotos de los periódicos, y las muy escasas imágenes mostradas en TV, la Plaza de la Constitución estaba repleta de banderas blancas, el color del FAP, no del tradicional amarillo de las concentraciones perredistas. El movimiento lopezobradorista, está claro, ha desbordado al PRD.
La mayoría de los integrantes o afiliados a la CND no son militantes del partido del sol azteca, ni se sienten representados por sus diputados o senadores. Tampoco votan por los candidatos perredistas en las elecciones locales. Ellos están con Andrés Manuel, no con el PRD.
Esta división entre partido y movimiento fue, sin duda, una de las causas de la derrota de AMLO y hoy la situación no ha mejorado.
La confusión de siglas es tal que ya a nadie le queda claro si, al tomar la tribuna de San Lázaro, los legisladores lo hacen a nombre del PRD, del FAP o de la CND y, si alguien tuviera que definir cuales son los objetivos de cada una de esas organizaciones, se volvería loco.
¿De que sirve la credencial de representante del “gobierno legítimo”? ¿Cuál es la diferencia de atribuciones entre los dirigentes del FAP y los del PRD? ¿Los resolutivos aprobados en la CND tienen algo que ver con las declaraciones de principios de los partidos que forman el FAP? ¿O los elaboró AMLO con su “gabinete legítimo”?
A López Obrador esta confusión no le afecta en nada, pues sabe que la gente lo sigue a él, no importa si se presenta como candidato de la Coalición, “presidente legítimo” o líder moral del FAP. Su liderazgo está ligado única y exclusivamente a su persona, independientemente de la organización a la que represente.
El PRD, en cambio, tiene todas las de perder: desdibujado y dependiente de las decisiones de AMLO, no ha sabido definir su papel ni crear simpatías entre la mayoría de los electores.
Todas las tribus saben que tienen que mostrarse más pejistas que el peje para ser apoyados por esa multitud que llenó el Zócalo, y que de eso dependen sus posibilidades de alzarse con la presidencia del CEN del PRD o la inclusión en las listas de candidaturas. Y así será hasta que surja otro líder tan popular como AMLO en las filas del perredismo.

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