sábado, 26 de mayo de 2007

Yucatán y la muerte de 2006
Publicado en Milenio Diario el miércoles 23 de mayo de 2007

Las elecciones del domingo arrojan varios temas interesantes. El primero es el raro papel de las casas encuestadoras ¿Cómo es posible que, con siete puntos de diferencia, ninguna de ellas pudiera declarar ganador de acuerdo a sus encuestas de salida?
En segundo lugar, la elección yucateca es el primer indicio de que la relación de poder al interior de los partidos empieza a modificarse irremediablemente. En el PAN resulta evidente que ya no es Fox la figura central y que, en consecuencia, Manuel Espino va perdiendo presencia a pasos acelerados.
Ahora es Calderón el poder real dentro de su partido y, como es natural, está interesado en manejar las cosas a su manera y con su gente. Espino y el yunque, cobijados por la expareja presidencial, se pueden ir despidiendo de sus puestos.
Calderón decidió, tal vez, sacrificar a Xavier Abreu para facilitar la relación con el priísmo y acelerar la aprobación de sus reformas en el Congreso. Y puede ser que el panismo no se lo perdone, pero su sexenio puede verse beneficiado, y es lo prioritario para él.
El PRI, ya liberado de Madrazo, va recuperando espacios y el holgado triunfo en Yucatán lo reposiciona en la escena nacional. No sé si el triunfo de Ortega sea también atribuible a Beatriz Paredes, pero lo que está claro es que Madrazo, escriba libros o no, es un personaje desdibujado, para bien de su partido.
El PRD, por último, pagó en Yucatán la última imposición de López Obrador, que casi obligó al Cholo Herrera a mantenerse en la contienda hasta el final, aun a sabiendas de que su derrota sería estrepitosa. Seguramente ésta será la última puntada que su partido le permita al tabasqueño, cuya presencia se desvanece irremediable y definitivamente.
El partido del sol azteca tiene sus energías puestas en el relevo en Michoacán, en la pelea por que el aborto se practique en todos los hospitales del DF y en la multa del IFE. Aunque no lo digan con todas sus letras, AMLO y su “gobierno legítimo” han pasado a convertirse en una vacilada para muchos dirigentes perredistas.
Yucatán es pues el primer indicio de que 2006, con sus personajes y sus métodos, ha muerto definitivamente. Entramos a una nueva etapa, en la que las encuestadoras deben repensar sus métodos y los partidos adaptarse a los cambios, inevitables.
PS: dicen las malas lenguas que el afán de Gabriela Cuevas por clausurar bares no es tan inocente como parece sino que le interesa, personalmente, que el Baby O´, próximo a inaugurarse en Antara, no tenga competencia...

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